En el caso de las
alergias la reacción tiene lugar en los ojos, la nariz y la garganta.
Una alergia es una
respuesta hiperactiva por parte del sistema inmunológico a un agente externo;
esta respuesta se deriva de una causa interna.
¿A qué somos realmente
alérgicos?
¿O ante qué
reaccionamos de un modo hiperactivo?
¿Qué es lo que verdaderamente origina la irritación y
la fuerte respuesta emotiva en el organismo (estornudos, humedad en los ojos,
quizá el deseo de llorar)?
Son, todas ellas, respuestas del sistema emocional, la liberación de emociones reprimidas mediante la reacción.
Las alergias tienden a indicar un nivel profundo de temor, tal vez un miedo a tener que participar plenamente en la vida, o a despojarse de las ayudas para ser autosuficiente, puesto que padecer una alergia supone también una forma de obtener más compasión, apoyo y atención de los demás.
¿Nos servimos de una alergia para conseguir cariño?
¿Qué es lo que tratamos de evitar afrontar?
¿Qué es lo que tanto tememos se deslice en nuestro
interior, hasta el extremo de reaccionar con tanta virulencia en su contra?
¿Existe
algo que nos inspire el suficiente recelo como para proyectarlo lejos de
nosotros?
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