Ve todas las críticas como algo positivo, ya que conducen a una auto evaluación. Siempre estarás en la libertad de rechazarlas si son injustas o si no vienen al caso.
Cuando hemos decidido seriamente laborar en pro de nosotros mismos a fin de crecer, ser mejores, darle el valor óptimo a nuestra razón de ser, a liberarnos de imperfecciones, de toda esa contaminación que se da en nuestro entorno y que afecta nuestra personalidad, autenticidad, integridad, es muy importante saber administrar, controlar y dirigir nuestra energía mental. Se requiere por tanto, vigorizar nuestra energía, hasta que los pensamientos sean lo bastante poderosos para sobreponerse a los deseos, emociones y pasiones, de tal manera que la mente y la voluntad determine en armónico conjunto la buena conducta.
Hochköppler, nos recuerda, que la mente es un instrumento por medio del cual se manifiesta el espíritu, porque al pensar tenemos consciencia de nosotros mismos, y al respecto el filósofo Descartes ya señalaba: Pienso luego existo, en donde en efecto, el pensamiento, la emoción y la voluntad, así como el pensar, sentir y actuar, son sin duda alguna, las tres manifestaciones del espíritu humano.
Destaca Hochköppler, que la energía mental puede compararse con la eléctrica, la que solo conocemos por sus efectos, actividades o manifestaciones. Sabido es que la electricidad se encuentra difundida por el espacio, en un estado neutro o latente, de equilibrio por consiguiente no manifiesto, en espera de alguna causa que altere su equilibrio y permita su manifestación. Esta causa la constituye la máquina llamada dínamo, que no genera la electricidad, como vulgarmente se cree, sino que la atrae del ambiente circulante, estableciendo un desequilibrio que provoca su manifestación como corriente.
De la misma manera, el espacio en que vivimos está lleno de una sutilísima materia denominada mental, que vibra a impulso de las vibraciones de cada uno de los cerebros individuales, puestos a su vez en vibración por la actividad del espíritu, a través de su órgano la mente. Cada vez que pensamos, ponemos en vibración la materia mental circundante, de igual forma que el dínamo pone en vibración y movimiento la electricidad del ambiente. Así el cerebro es una especie de dínamo que hace vibrar la materia mental.
Hochköppler, nos recuerda, que la mente es un instrumento por medio del cual se manifiesta el espíritu, porque al pensar tenemos consciencia de nosotros mismos, y al respecto el filósofo Descartes ya señalaba: Pienso luego existo, en donde en efecto, el pensamiento, la emoción y la voluntad, así como el pensar, sentir y actuar, son sin duda alguna, las tres manifestaciones del espíritu humano.
Destaca Hochköppler, que la energía mental puede compararse con la eléctrica, la que solo conocemos por sus efectos, actividades o manifestaciones. Sabido es que la electricidad se encuentra difundida por el espacio, en un estado neutro o latente, de equilibrio por consiguiente no manifiesto, en espera de alguna causa que altere su equilibrio y permita su manifestación. Esta causa la constituye la máquina llamada dínamo, que no genera la electricidad, como vulgarmente se cree, sino que la atrae del ambiente circulante, estableciendo un desequilibrio que provoca su manifestación como corriente.
De la misma manera, el espacio en que vivimos está lleno de una sutilísima materia denominada mental, que vibra a impulso de las vibraciones de cada uno de los cerebros individuales, puestos a su vez en vibración por la actividad del espíritu, a través de su órgano la mente. Cada vez que pensamos, ponemos en vibración la materia mental circundante, de igual forma que el dínamo pone en vibración y movimiento la electricidad del ambiente. Así el cerebro es una especie de dínamo que hace vibrar la materia mental.
Desde luego, todo ello ha interesado al hombre, al investigador, que trata de explicar algunos fenómenos que se han clasificado como paranormales y que la joven ciencia de la parapsicología ha venido estudiando y experimentando en centros y laboratorios de prestigiosas universidades, tratando de encontrar cuál es el tipo de energía mental que se da.
Se nos indica también, que la vibración de la materia mental circundante será de la misma intensidad, que la de células cerebrales puestas en vibración por el pensamiento y cuanto más energético sea, vigoroso y sostenido el pensamiento, más intensa y duradera será la vibración de la materia mental circundante. Por supuesto, las vibraciones de nuestra energía no tan solo afectan a la materia mental, que semejante a un océano nos circunda, sino también a todas las mentes con sus respectivos cerebros que en él están sumergidas.
De ahí, la importancia de saber administrar nuestra energía recomendándose en pro de alcanzar un buen crecimiento, que justamente se relacione con personas de elevados pensamientos y por imperio de la ley, en donde una fuerza mayor vence a otra menor, quedaremos influidos y sugestionados por los pensamientos ajenos.
De ahí, la importancia de saber administrar nuestra energía recomendándose en pro de alcanzar un buen crecimiento, que justamente se relacione con personas de elevados pensamientos y por imperio de la ley, en donde una fuerza mayor vence a otra menor, quedaremos influidos y sugestionados por los pensamientos ajenos.
Definitivamente, se recomienda para su mejor utilización el controlar las emociones, deseos y todos aquellos actos que la deterioren. No hay que olvidar, que la energía mental disciplinada por la pureza y fortalecida por el conocimiento rechazará los deseos conscupicentes y todo aquello de que dimana todo sufrimiento.
Cuando logre controlar la energía mental y especialmente el saberla utilizar adecuadamente, conocer su alcance, repercusiones, entonces, estaremos preparados en pro de lograr un buen crecimiento personal y espiritual, y descubrir el gran potencial que se trae, lo importante que somos para uno mismo y lo relevante que es saber desempeñar adecuadamente la misión asignada en esta dimensión y como usar ese potencial energético que se nos ha legado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario