La Bendición es la mas pura concentración de energía que le puede irradiar un ser a otro para inundarlo de buenos augurios y depende del alcance del que bendice, esta radiación la puede extraer desde su SER DIVINO o desde el Gran, Gran, Gran Sol Espiritual Central. Esto se hace para derramar sobre lo que se bendice, los dones de uno o varios de los “Aspectos de Dios”, aumentando esa cualidad sobre lo que se bendice. Por esto las bendiciones no se dan de forma incalificada como diciendo, “TE BENDIGO”, a secas, hay que calificar con una “Cualidad Divina” esa Bendición. Esto puede ser: “Bendigo tu bien” o tu Prosperidad”, cuando se le da la limosna a una persona de bajos recursos económicos. También se puede calificar como “Bendigo tu Inteligencia” cuando alguien va a presentar un examen, dar una charla, necesita resolver algo en una máquina o computadora. Se puede bendecir la Belleza, la Salud, el Amor y muchas virtudes divinas. Nosotros tenemos muy arraigado el concepto de bendición que da por ejemplo un papa haciendo la señal de la cruz con la mano derecha, otra forma de bendecir, que se ha observado es, estirando los brazos y las palmas de las manos irradiando como hace el Dalai Lama. La forma de Bendecir mas real de todas, es solo con la presencia como los hace una persona conectada a su SER, un Maestro Ascendido o el Señor Gautama cuando aparece en Wesak. Las Bendiciones no tienen ningun sentido cuando se hacen por llenar un formalismo, como cuando se bendicen los alimentos antes de comer y por estar muerto de hambre se dice rápidamente una formula de palabras. La real BENDICIÓN, que es la única que un responsable Estudiante de la “Enseñanzas Espirituales” hace, se realiza en estado de concentración, poniéndole el pensamiento y el sentimiento de la Cualidad Divina que se demanda, como BENDICIÓN, a lo que se bendice. Las Bendiciones no necesariamente tienen que ser largas y llenas de palabrería, puede ser como lo hace el Señor Gautama, que Bendice realmente en un segundo cerrando los ojos muy concentrado y transmite la bendición solo con la dulzura de Su Presencia. Uno debe ser una bendición siempre. Concienciemos cuantas veces no somos bendición y contestamos duro, no tenemos expresiones de amor para con la gente sino de rechazo, cuando somos difíciles de tratar. Esto recarga nuestra atmósfera personal y nuestro alrededor de obstáculos. Siempre debemos ser una BENDICIÓN cuando aparecemos en un lugar, viene la gente a la casa, se llama por teléfono, se escribe un mail, se redacta un artículo, se cocina, se hace cualquier oficio, se le dirige la palabra a alguien o se habla por micrófono. Háganse el propósito de ahora en delante de que todo lo que hagan, digan, piensen o sientan lleve impresa una BENDICIÓN. Es lo mejor, y los Maestros nos lo piden encarecidamente. Esto aliviana la atmósfera de la tierra y nos rodea de un continente de facilidades, que nos ayuda a vivir mejor. Pruébenlo. No es demagogia.
Rubén Cedeño
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