Hay un refrán que dice: "El miedo llamó a la puerta, y respondió la fe, y no había nadie". El miedo se origina en las dudas que tenemos de nuestra divinidad. El antídoto para el miedo es la fe.
Dentro de mí se que no estoy solo, jamás. Se que tengo a mi disposición la guía divina en todo momento. Este conocimiento hace que el miedo sea imposible. Tampoco tu éstas solo, y también dispones de guía omnipresente accesible a voluntad.
Cuando uno sabe de verdad que la suprema presencia está siempre a nuestro lado, la posibilidad de vivir tanto con la duda como con el miedo se evapora. Tiene que poseer la cualidad de ser un conocimiento. Entonces, el miedo, se desvanece.
Cuando comiences a librarte de los miedos, desarrollarás una especie de confianza que refleje la conciencia de tu misión divina.
Wayne W. Dyer
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