viernes, 3 de junio de 2011

CÓMO CAMBIAR LAS EMOCIONES


Aprender cómo cambiar las emociones es fácil si comprendo qué son las emociones. No necesito luchar contra ellas, sino asumir una actitud constructiva que me libera y fortalece. "Mis fantasmas me persiguen sin descanso""tengo miedo de ser asaltado en las calles""mi pareja me dejó y me siento desolado" La fuente de bienestar, seguridad e integridad personal está al alcance de toda persona. Cuando pregunto ¿cómo cambiar las emociones?, cuando siento esas emociones negativas, es porque me he desconectado de la fuente. Ella: “A veces siento que hablas muy livianamente, como si cambiar de emociones fuera tan sencillo como enchufar la tostadora de pan. Pareciera que no has vivido el desgarre de la depresión, el pánico o la tristeza profunda.” Tienes razón. Me disculpo por hablarte de la cumbre de la montaña cuando estás en el abismo. Es cierto que ese salto no se puede dar de un solo paso. Pero gracias por el ejemplo de la tostadora. Volveremos a ella para ejemplificar cómo cambiar las emociones.  
Por ahora, le preguntaremos a un rescatador profesional qué haría para sacarte si estás perdida en las profundidades del bosque. Rescatador: “Lo primero es determinar adónde está y en qué condiciones. Lo segundo es adónde quiere llegar. Con esos datos, ya tendremos una ruta básica. No interesa cómo llegó allí.” Su estado es de profunda tristeza. Podremos apoyarla y guiarla de varias maneras, pero deberá salir por sus propios medios, pues nadie puede hacerlo por ella. Quiere llegar a la cumbre, pero desde donde está, esa cumbre no se distingue aún. Rescatador: “Comprendo. Al menos sabemos que deberá dirigirse en dirección Este sin perder más tiempo.”  
Ella: “Pero creo que es importante que sepan por qué estoy aquí. Con esa explicación, al menos me darán la razón.” Es posible que tengas toda la razón, pero eso no será de ninguna ayuda para aprender cómo cambiar las emociones que sientes. Mientras más te dediques a encontrar razones de por qué estás allí, más te hundirás en la espesura. Rescatador: "No interesa cómo llegaste sino cómo salir. ¿Quieres salir de allí?" Ella: “Pero es que si supieran lo que he vivido, comprenderían...” Rescatador: “Ella no quiere salir de allí.” Ella: “Bueno, bueno, está bien. La verdad es que sí quiero salir de este infierno. ¿Qué hago para aprender a cambiar las emociones?”  
Rescatador: “Dirígete hacia donde sale el sol. Está amaneciendo y verás una parte que es más luminosa. Si de camino encuentras grandes obstáculos, esquívalos pero retoma el rumbo.” Te traduzco: Elije desde ya que nada hay más importante que sentirte bien o al menos mejor que antes. Si te encuentras algún obstáculo, busca cualquier pensamiento que te haga sentir un poco mejor que antes, que te libere un tanto, que te construya un poquito. Siempre con la dirección clara de cambiar de emociones y llegar a un lugar que te haga sentir mejor. Ella: “Apenas empiezo a caminar siento miedo, pero eso se siente mejor que la tristeza de donde vengo.” Excelente, es un avance. [Nota: ella está subiendo por la escalera emocional ] Ella: “Me preocupa lo que va a pasar conmigo. ¿Qué va a ser de mí? Me molesta que la gente opine respecto a mi vida. No veo un futuro prometedor. No sé cómo cambiar las emociones” ¡Bieeen! ¿Eso se siente mejor? Ella: “Sí claro, pero no me quiero quedar aquí. Yo quisiera vivir una vida con un mínimo de tranquilidad. Quisiera llegar a sentir que tengo derecho a sentirme bien. Diablos, yo también tengo derecho.” Rescatador: “¿Me puedo ir ya?” Gracias, amigo. Desde allí ella ya está viendo la cumbre. Misión cumplida. ¿Comprendes ahora cómo cambiar las emociones?  
Sustituir y reformular ¿Ves que primero elijes una dirección clara, y luego vas manejando tus pensamientos, siempre determinada a atravesar la maraña? Ella: “Si, primero estuve muy pegada con la justificación.” En ese momento tuviste que sustituir: desapegarte de una línea de pensamiento para alinearte con otra. Después de eso, reformular tu pensamiento ya fue cada vez más fácil.  
Ella: “Fácil dices tú. Si supieras lo duros que fueron esos momentos de desesperación...” A ver, amiga. Estamos con la intención de aprender cómo cambiar las emociones ¿En qué dirección te lleva eso que acabas de decir? Ella: “Huy, horroroso. Iba a lamentarme de nuevo y sentir lástima de mí misma. Corrijo: Acabo de completar una travesía dura, pero me siento tan bien de estar aquí, que me parece que todo ese esfuerzo ha sido válido.” Mucho mejor. Acabas de reformular muy bien. Así es como aprendes cómo cambiar las emociones. Ahora, todavía le das mucha importancia a “de dónde vienes”. En este momento, ¿adónde quieres ir? Ella: “Ahora que ya sé cómo cambiar las emociones, quiero mantenerme siempre de este lado constructivo. Quiero afianzarme en mi propio valor y sentir más fuerza para alcanzar una vida cada vez más satisfactoria.” Eso estuvo todavía mejor. Ella: “Si, gracias. Lo que me queda por preguntar es qué pasó con el cuento de la tostadora.” 
Cuando haces tu elección de que lo más importante es sentirte un poco mejor con cada pensamiento que permites en tu mente... ...que la única opción en la que te vas a enfocar es la actitud de construirte con cada paso que das... ...sin ver hacia atrás, sino sólo hacia donde quieres ir... ...te estás conectando con “lo mejor de ti”... ...con todo lo que te lleve en la dirección de tu esencia... ...te estás enchufando a la fuente de tu propia energía interna. Ella: “Me queda claro. Me declaro tostadora enchufada en pleno aprendizaje de cómo cambiar mis emociones.” 


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